VACIONES

La arena, la mar, tú y yo.
Como te dije, lo prometido lo cumplí.
Descansamos los dos, en una playa de un pueblecito de España,
lo mejor fue en esa madrugada que nos tumbamos los dos en la arena fina y blanca,
ya solo con verte en bikini, me recorre un escalofrío por todo el cuerpo, me sigo poniendo nervio y en realidad lo que me pasa es que me pones muy cachondo.
Después de estar hablando un buen rato, empezaste a besarme el cuello y con tus manos suaves me acariciabas el pecho.
Yo sigo derritiéndome como cuando nos conocimos, me sigo excitando como cuando me tocaste por primera vez y sigo entregándome como el primer día.
A lo que vamos, después de tus caricias, yo me encontraba empalmado cuan por entre la pierna y el bañador, metiste tu mano hasta coger mi pene y empezar a acariciarlo.
Empecé a mirar a todos los lados pero no había nadie, eso me gusto, tu y yo solos frente al mar, pero no estábamos solos, unos ojos fríos nos observaban.
Después de terminar de acariciarme la polla, bajaste el bañador lo suficiente para poder sacármela y empezar a chupármela. Si, si, chupa, ooooh, como me gusta.
Entre la excitación de que no viniera nadie, el morbo de estar en la playa con mi polla fuera del bañador y tu agachada y bombeando mi polla con tu baca, tus labios y a veces tus dientes, tuve una de mis mejores corridas y de mis mejores vacaciones, no solo por lo que me hiciste, sino por tu compañía.